En estos días adquirió relevancia mediática la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada el 24 de enero de 2023, en Buenos Aires, Argentina, por lo cual es oportuno conocer algunos aspectos interesantes.
En ese orden, la CELAC es un mecanismo regional que aborda temas de interés común y apuesta por la integración entre los 33 estados latinoamericanos y caribeños que son miembros. Esta plataforma fue creada en 2010 por los presidentes brasileño, Luiz Ignácio Lula da Silva; ecuatoriano, Rafael Correa; venezolano, Hugo Chávez; argentina, Cristina Fernández de Kirchner, entre otros de diferentes ideologías y corrientes políticas, prevaleciendo los de tendencia comunista y socialista, que procuraron un espacio de diálogo y concertación al margen de la Organización de Estados Americanos (OEA), aprovechando su pérdida de incidencia y relevancia.
En pocas palabras, los estados latinoamericanos y caribeños apostaron por asumir su propia agenda, que muchas veces es postergada por las naciones hegemónicas que les dan apoyo, que como es lógico, ponen más interés en los temas puntuales y estratégicos desde su óptica y proyección global.
Para muestra, solo basta observar la actitud de los países invitados, que fueron los siguientes: Estados Unidos, que envió a Christopher Dodd, asesor presidencial especial para las Américas, mientras que, el presidente chino, Xi Jinping, se pronunció a través de un video.
No podemos dejar de mencionar que, la CELAC perdió importancia estratégica y mediática estos últimos años, porque otros temas globales y regionales requirieron más atención. Este panorama podría cambiar en el corto plazo, a partir de los cambios políticos en la región.
En tal sentido, en el conclave de este año Argentina entregó la Presidencia pro témpore (por un año) a San Vicente y las Granadinas, cuyo primer ministro, Ralph Gonsalves, se le considera aliado del cuestionado presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quien fue fustigado en el discurso del mandatario chileno, Gabriel Boric, quien aprovechó el escenario para reclamar la liberación de los presos políticos en esa nación centroamericana; la realización de elecciones democráticas en Venezuela; además de criticar la represión policial en las protestas que se escenifican en Perú contra la gestión de Dina Bolouarte, demostrando con ello que tiene pensamientos y una ideología más liberal.
Trascendieron además, la fraternidad entre el presidente anfitrión, el argentino Alberto Fernández y su par de Brasil, Lula da Silva, quienes previamente sostuvieron un encuentro en el que abordaron diversos temas, entre ellos, la creación de una moneda común, una iniciativa que sería pionera y que podría presentar algunos escollos, pues existen asimetrías entre países y Argentina está en un año eminentemente electoral.
En tal sentido, en Argentina se escogerá un nuevo Presidente en las elecciones generales previstas para el 22 de octubre de 2023 y que deberá asumir el 10 de diciembre del mismo año, además de renovarse una parte del Congreso Nacional, los gobernadores, así como funcionarios municipales y provinciales, aspectos a tomar en cuenta, porque podrían darle un giro gradual al panorama político actual, a sabiendas de que el dignatario argentino no ha despejado las dudas sobre su eventual reelección, mientras que sus niveles de aprobación son fluctuantes.
Entre las novedades de la cumbre correspondiente a este año se mencionan: la reintegración de Brasil tras su salida en 2020, por disposición del Gobierno de Jair Bolsonaro, argumentando que ese mecanismo da protagonismo a regímenes no democráticos, en franca alusión a Cuba, Venezuela y Nicaragua; y por otro lado, la participación del presidente Lula da Silva, quien es fundador de la CELAC y el que intenta recobrar el dinamismo y la principalía de otros tiempos en el escenario regional, siendo esta una oportunidad idónea, porque en el marco de la celebración del conclave coincidió con varios mandatarios.
Mandatarios ausentes
Entre los ausentes sobresalen los presidentes de Perú, Dina Boluarte, por la situación de crisis política y el auge de las protestas sociales contra su gestión; de Ecuador, Guillermo Lasso, que enfrenta denuncias de depravación del erario por parte de colaboradores cercanos, descollando como parte del escándalo la renuncia esta misma semana del secretario de Política Pública Anticorrupción, Luis Verdesoto, justo cuando la Fiscalía hace las experticias en relación a un supuesto entramado de corrupción en las empresas públicas del sector eléctrico.
Asimismo, los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega, el cual enfrenta fuertes señalamientos de represión política, situación que motivó parte del discurso del dignatario chileno, Gabriel Boric; mientras que el de Venezuela, Nicolás Maduro, justificó su inasistencia por razones de seguridad, dada las protestas que activistas de derecha supuestamente tramaban en su contra. Hubo muchas expectativas de la reunión pautada con su homólogo de Brasil, que finalmente no se efectuó; ni tampoco se presentó el jefe de Estado de El Salvador, Nayib Bukele, quizás para evitar mayores controversias ahora que cobra fuerza su casi inminente reelección.
Participación del presidente Luis Abinader
En cuanto a la participación del presidente dominicano, Luis Abinader, la misma se dio con la mesura propia de las autoridades políticas nacionales, pues República Dominicana se caracteriza por ser un país de paz, poco frontal, algo que está estrechamente vinculado a la idiosincrasia de su gente.
Está en expectativa el rol que a corto y mediano plazo desempeñará la CELAC, si será activo como en otra época o si la relevancia será coyuntural. Esto dependerá de los actores que tienen el control de ese mecanismo, la interacción de los intereses comunes y otros que están influenciados por las ideologías, entre otros aspectos geopolíticos de carácter estratégico.