Las remesas son un soporte fundamental para la economía de los países en desarrollo. Su flujo constante de divisas contribuye a mantener la estabilidad del tipo de cambio, oxigenar los presupuestos familiares y generar ahorro e inversión. Además, impulsan iniciativas de emprendimiento y empoderan a las poblaciones vulnerables.
Aumento de las remesas en 2024
Según el Banco Mundial, los flujos de remesas crecieron en 2024 a nivel global, y se espera que este comportamiento se mantenga en 2025. Esto ocurre a pesar de la incertidumbre internacional, marcada por la contracción económica en grandes potencias como Estados Unidos, nuevas presiones arancelarias y controles migratorios más estrictos.
Latinoamérica y el Caribe: regiones especialmente dependientes
Algunos países de Latinoamérica y el Caribe son particularmente vulnerables, ya que las remesas representan más del 20 % de su PIB. Este es el caso de Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, que, pese a la incertidumbre global, lograron aumentar sus flujos en el primer trimestre de 2025.
República Dominicana, remesas en crecimiento y su rol en la economía nacional
En la República Dominicana, las remesas aumentaron un 12.4 % en el primer trimestre de 2025, alcanzando su punto más alto en marzo, según el Banco Central. Estados Unidos se mantiene como el principal país de origen de estos envíos, gracias a la fuerte presencia de la diáspora dominicana. Estas remesas son esenciales para complementar otros pilares de la economía como el turismo, la inversión extranjera y las exportaciones.
Dada su importancia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha establecido el 16 de junio como el Día Internacional de las Remesas Familiares. Este reconocimiento resalta su rol en el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluyendo la contención de la migración forzada.
Más allá del consumo, la necesidad de un enfoque estratégico para las remesas
Las remesas han demostrado ser resilientes ante escenarios adversos. Sin embargo, su uso no debe centrarse únicamente en el consumo. Es fundamental canalizar parte de estos recursos hacia proyectos comunitarios de emprendimiento, fomentar la inclusión de mujeres y jóvenes en el mercado laboral y generar empleos sostenibles. De esta manera, se podría reducir progresivamente la dependencia de estas divisas externas.