El cambio climático y sus efectos colaterales están generando un impacto económico devastador en países que sufren los embates de este fenómeno. Un ejemplo claro es la reciente Dana en Valencia, España, que puso de relieve la falta de respuesta oportuna del gobierno, lo que derivó en indignación ciudadana. Este evento sirve de introducción para abordar cómo el cambio climático afecta no solo el medioambiente sino también la economía global y las estructuras sociales.
La economía bajo presión por los efectos del cambio climático
El enojo en la ciudadanía española, expresado incluso ante la presencia de los Reyes de España y autoridades políticas, evidencia cómo la tardanza en la ayuda oficial impacta la percepción de la monarquía y del presidente Pedro Sánchez. Además, se refleja una creciente presión económica para atender estos desastres. Esta situación expone debilidades en la prevención y manejo de crisis en España, donde eventos climáticos como estos ocurren cada vez con mayor frecuencia y virulencia en las estaciones de verano y otoño, un cambio de comportamiento que preocupa a la comunidad científica.
Las consecuencias de este cambio no se limitan a Europa. En Colombia, las fuertes lluvias han convertido gran parte del país en una zona de desastre, según el presidente Gustavo Petro, quien declaró emergencia en 27 de los 32 departamentos. En Cuba, las lluvias del huracán Rafael provocaron el segundo colapso eléctrico en un mes, demostrando nuevamente la falta de infraestructura resiliente. Incluso en Costa Rica, donde la infraestructura es más sólida, los remanentes del fenómeno climático causaron daños, aunque en menor medida.
El impacto del cambio climático en el Caribe y la carga económica en República Dominicana
La República Dominicana no escapa a esta realidad: el aumento de las temperaturas oceánicas ha hecho que las lluvias sean cada vez más intensas y destructivas, requiriendo que el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) mantenga constante vigilancia. Los eventos de lluvias de noviembre de 2022 y 2023 han dejado un precedente de daños graves en el país, incrementando la incertidumbre y la presión presupuestaria.
El desafío de abandonar los combustibles fósiles en medio de la crisis
Todo este escenario atmosférico adverso coincide con la cumbre de medioambiente más importante del mundo, celebrada en Bakú, Azerbaiyán. Allí, líderes internacionales debaten sobre la adopción de energías renovables y el financiamiento necesario para enfrentar el cambio climático. Sin embargo, las polémicas declaraciones del anfitrión, el presidente Ilham Aliyev, quien afirmó que “El petróleo es un regalo de Dios”, resaltan lo difícil que es para algunos países abandonar los combustibles fósiles, a pesar de sus efectos perjudiciales.
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Además, la posible reelección de Donald Trump y su discurso negacionista sobre el cambio climático, con intenciones de retirar a Estados Unidos de los Acuerdos de París, generan incertidumbre sobre el compromiso de los países en combatir este fenómeno.
Los efectos colaterales del cambio climático van mucho más allá de las alteraciones en el clima; la frecuencia y letalidad de estos eventos están ejerciendo una presión financiera considerable en los estados. La necesidad de aumentar los fondos para emergencias desafía la estabilidad económica y genera riesgos políticos, cuestionando si las finanzas públicas podrán soportar esta crisis climática.