Written by 11:47 pm Análisis, Política

República Dominicana bajo el asedio del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Para nadie es un secreto que la comunidad internacional no encuentra soluciones viables para Haití,…

Para nadie es un secreto que la comunidad internacional no encuentra soluciones viables para Haití, un país al que tampoco tiene como prioridad, porque la misma se centra en la resolución de otras problemáticas geopolíticas de gran valor estratégico para las grandes naciones, que también son las principales economías y que por igual tienen una notable incidencia y capacidad de decisión en los organismos multilaterales.

Desde hace tiempo se aprecia el interés de que la República Dominicana se convierta en el principal protagonista de las soluciones que se plantean para Haití, siendo esto una afrenta contra sus autoridades políticas, sus ciudadanos y el propio interés nacional.

Tal apresto se puede visualizar en la reciente solicitud del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, para que la República Dominicana cese las deportaciones de los ciudadanos haitianos en condición migratoria irregular, a raíz de la situación de crisis e inestabilidad imperante en su nación de origen. 

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) apoyó la iniciativa, pues desde siempre ha deseado ver materializado en nuestro país el propósito que le da esencia, con lo que ello implica para el desarrollo presente y futuro de los dominicanos.

Lo que esas entidades no abordan es el alcance que tendría la puesta en marcha de una medida de este tipo, que indiscutiblemente aumentaría el flujo migratorio irregular, porque los que están en territorio dominicano saben que no serán deportados a pesar de que están en condición ilegal y los que aspiran a llegar lo harían motivados por esta misma coyuntura. 

Postura del Gobierno dominicano

El Gobierno dominicano, en la persona del Sr. presidente de la República, Luis Abinader, ha sido enfático al rechazar tal posibilidad, una medida oportuna y atinada orientada a llevar tranquilidad a los sectores nacionales que ven con preocupación la presencia haitiana en territorio dominicano, dentro de los que se encuentran los movimientos nacionalistas, que vienen asumiendo un discurso y actividades de protesta de corte pacífico, pero que tienen como transfondo la politización del tema como mecanismo generador de presión política, proyectándolo desde el escenario social.

El dignatario ha dado muestras de sus mejores intenciones de velar por mejorar la seguridad fronteriza para limitar el trasiego de los ilícitos, siendo la migración haitiana ilegal el que mayor impacto tiene en los diferentes ámbitos de interés nacional.

Este asedio de la comunidad internacional podría despertar el sentimiento nacionalista de muchos que perciben que están en riesgo nuestra soberanía nacional y la idiosincracia que nos caracteriza, porque se atenta contra los ideales de nuestro patricio Juan Pablo Duarte y Diez, que fueron los que dieron fundamento al propósito de la independencia nacional y a nuestros orígenes republicanos. Es por tanto que, la solución a la problemática haitiana debe estar en Haití y no en la República Dominicana.

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