Los conflictos geopolíticos y las situaciones internas que tienen los países considerados como grandes productores de alimentos, ponen en riesgo el abastecimiento y la estabilidad de los precios, con el potencial suficiente para crear desequilibrio en la seguridad alimentaria casi a escala global, siendo las naciones de ingreso bajo las que presentan más vulnerabilidad, por su dependencia de esta cadena de suministro. Tal eventualidad afecta la posibilidad de que se pueda materializar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) No. 2, de hambre cero al llegar el 2030.
La decisión unilateral de Rusia de suspender el acuerdo de granos, que permitía a Ucrania la exportación de cereales a través del mar Negro desde julio de 2022, debido al incumplimiento de una serie de exigencias de Moscú; y la iniciativa de la India de prohibir la exportación de arroz no basmati, para contener el aumento de los precios internos, proyectan un panorama de inestabilidad que incidiría en las cadenas de suministro y los precios.
Tras conocerse la medida adoptada por Moscú, los futuros del trigo en la Bolsa de Chicago saltaron un 3 % hasta los US$6,80 el bushel, de acuerdo a una publicación del portal virtual de CNN titulado “Rusia dice que el acuerdo sobre cereales del mar Negro con Ucrania está terminado”, con fecha del 17 de julio de 2023.
La dinamización de las exportaciones de cereal luego del citado convenio permitió la normalización de la oferta de alimentos en muchos países, repercutiendo en la reducción de sus tasas inflacionarias. Crea expectativas la reunión de este miércoles 26 de julio entre las autoridades ucranianas y representantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), para buscar iniciativas alternas a la medida adoptada por Rusia, a la que acusan de convertir los alimentos en un arma dentro del escenario de la guerra.
No obstante, los desafíos de la seguridad alimentaria van más allá. El cambio climático está creando estragos, provocando un aumento de la temperatura en la región de Latinoamérica que ha limitado las precipitaciones y la disponibilidad de agua, indispensables para la supervivencia humana y lo que ello implica.
La sequía afectó la campaña anual de soja, trigo y maíz en Argentina y Uruguay, además de tener repercusiones en el sector ganadero, recordándose que la carne es la base fundamental de su gastronomía y parte importante de su economía, por ende tienen que satisfacer una amplia demanda interna y las exportaciones.
Aunque una nota de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) sobre la oferta y la demanda de cereales, publicada el 7 de julio de este año, proyecta una producción que se encamina a máximos históricos, hay que tener presente que ante situaciones de crisis las naciones resguardan sus reservas estratégicas.
La situación climatológica tan cambiante y extrema en ocasiones; las tensiones geopolíticas y otras de índole interno que varían por países, crearían las condiciones para que sus autoridades políticas se vean en la necesidad de aumentar las ayudas sociales y subvencionar o suprimir de impuestos las importaciones de rubros de consumo masivo, para evitar el incremento de los precios internos, lo cual genera tensiones económicas y sociales que repercuten en el ámbito político. Por tanto, proteger la producción nacional es una prioridad.
[…] tal sentido, desde Ucrania empiezan a reportarse, aunque tímidamente, problemas de desabastecimiento de alimentos y otros insumos, debido a que se ha visto afectada la ayuda que países como Polonia suplían […]