Georgia, un país localizado en el Cáucaso Sur; integrante de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta su disolución en 1991; con un desarrollo económico moderado, basado en el turismo, el cultivo de cítricos, así como de la minería, está en una etapa decisiva en la redefinición de su futuro político, donde la polarización ha encontrado espacio entre quienes están a favor de la adhesión a la Unión Europea (UE), o por el contrario, rendirse ante la influencia de la avasallante Federación de Rusia.
Su posición geográfica estratégica, que la ubica entre dos continentes de grandes contrastes, como son Asia y Europa, además de su pasado soviético, influyen en todos los ámbitos de interés y desarrollo nacional. Desde esta óptica debemos observar lo que actualmente acontece en el país bicontinental.
La influencia rusa en Georgia, protestas y la polémica ley de agentes extranjeros
Y es que según reportan medios de prensa internacionales, las protestas de corte violento escenificadas en las calles de la capitalina ciudad de Tiblis han dejado cientos de heridos y detenidos por parte de la policía, a la que se le atribuye una actuación represiva conforme con las disposiciones del Gobierno liderado por el partido Sueño Georgiano, al que se percibe afín a Rusia.
Las manifestaciones sociales tienen su origen en la reciente decisión del Gobierno de suspender las negociaciones de ingreso a la UE hasta el 2028, una medida que está precedida por la promulgación por parte del Parlamento del controversial proyecto de ley de agentes extranjeros, el cual establece que “Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) y medios independientes que reciban más del 20 % de su financiación de donantes foráneos deben registrarse como organizaciones que defienden los intereses de una potencia extranjera”, según una información publicada por el portal virtual B B C NEWS MUNDO, con el título “En qué consiste la polémica ‘ley rusa’ que aprobó Georgia y provoca protestas masivas desde hace una semana”, con fecha del 15 de mayo de 2024.
El interés estratégico de Rusia y su impacto en Georgia
Llama la atención lo que a todas luces no parece una coincidencia, pues se recuerda que Rusia tiene una ley de agentes extranjeros con características similares, que le ha permitido prohibir las operaciones de más de 30 ONG´s tan solo en 2022, varias de ellas de Estados Unidos, el Reino Unido, Polonia y Ucrania, conforme a declaraciones ofrecidas por el entonces subsecretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Alexandr Grebenkin.
Aparentemente, Sueño Georgiano, que tiene 12 años en el poder, está creando las condiciones para perpetuarse en él con el apoyo de Rusia, que busca una mayor influencia en la región para intentar frenar la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE), mecanismos a los que Georgia ha intentado incorporarse infructuosamente.
¿Hacia dónde se dirige Georgia?
Trabajos de campo realizados por organizaciones occidentales establecen que entre el 80 % y el 85 % de los georgianos está a favor de unirse a la UE. No obstante, estos datos pueden estar tendenciados, por asuntos de intereses de quienes respaldan este tipo de estadística y porque en esta parte del mundo ellos tienen el monopolio de la información y la opinión pública.
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El temor de los sectores antirrusos no tan solo es por la influencia que Vladimir Putin va ganando en estamentos de poder político, sino que su interés vaya más allá hasta transgredir su integridad territorial, lo cual cobra lógica si se analizan las declaraciones del secretario de Prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, en el sentido de que «Se dan todos los indicios de que se intenta organizar una Revolución Naranja», al tiempo que calificó la situación de «asunto interno», según una publicación titulada “Rusia alerta de posible revolución a la ucrania en Georgia”, del portal virtual DW, con fecha del 2-12-2024.
Todo parece indicar que las acciones de Putin están orientadas a reconquistar los países satélites de la URSS, lo que le permitiría a Rusia recuperar el estatus de potencia global que tenía hasta 1991, pero también este eventual escenario aumentaría las tensiones en una zona geográfica que tiene una vasta historia de conflictos territoriales, lo que irremediablemente cambiaría la agenda de temas en el ámbito de la geopolítica global.