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El escenario electoral de Brasil

A pocos días de efectuarse el balotaje del nivel presidencial en la República Federativa de Brasil,…

A pocos días de efectuarse el balotaje del nivel presidencial en la República Federativa de Brasil, trasciende el gran activismo en las calles y las redes sociales de Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva, así como los ataques personales, el bombardeo de información y las noticias falsas desde ambos litorales.

Las encuestas continúan proyectando a Lula como el favorito, con una intención de voto de un 53%, frente al 44% que obtendría Bolsonaro, quien estaría repuntando en las mediciones difundidas en las últimas horas, por lo que esta brecha entre los aspirantes sería fluctuante.

Como es previsible, en esta última etapa de la campaňa electoral se ha desatado una guerra de encuestas, aunque las de mayor credibilidad continúan proyectando una ventaja de Lula de entre 3 y 5 puntos porcentuales por encima de Bolsonaro. Este tipo de estrategia tiende a incidir finalmente en el segmento de los indecisos y los que planean votar en blanco, que se estima  alrededor de un 5% de los votantes, pudiendo resultar decisivo.

Es importante resaltar que las encuestas no resultaron muy precisas en la primera vuelta, porque proyectaron que Lula superaría la barrera del 50% que necesitaba para ganar y que aventajaba a Bolsonaro con un 14 %, dejando incluso muy difusa la posibilidad de un balotaje, lo que finalmente sucedió.

Es un hecho que Lula da Silva posee mayores posibilidades de ganar, porque necesita un 1.6% de votos, ya que obtuvo un 48.4 % en la primera ronda; mientras que Bolsonaro requiere de un 7%, porque alcanzó el 43.2%. 

A las aspiraciones de Lula se sumarían también parte de los electores que respaldaron a la excandidata de centro derecha, Simone Tebet, quien le endosó su apoyo y a la vez marcó distancia de Bolsonaro, al que ha acusado de propiciar el divisionismo que hoy exhibe la sociedad brasileña, y de atentar contra la democracia. La también Senadora obtuvo 4.2% de votos y quedó en tercer lugar. 

De acuerdo al politólogo Marco Antonio Teixeira, de la Fundación Getulio Vargas, se debe observar como se comportará la abstención, que suele rondar en un 20%. Infieren que, “normalmente, los que se abstienen son las clases más pobres, que votan sobre todo por él. Su desafío no es convencerlos de que voten por el Partido de los Trabajadores (PT), sino garantizar que vayan al colegio electoral ese día”.

Para algunos analistas, ninguno de los dos candidatos presidenciales tiene algo nuevo que ofrecer y por eso el discurso se ha centrado en sus ejecutorias, así como en los ataques personales que tienen como base sus principales debilidades.

Sobre el particular podemos concluir que Lula ha buscado un acercamiento con las iglesias cátolica y evangélica, moderando su discurso de corte liberal en relación al aborto, así como prometiendo mantener la libertad de culto y religión. Su disertación es eminentemente de contenido social, a propósito de los amplios programas sociales desarrollados durante sus gobiernos, lo cual se constituye en su principal aval. De ganar las elecciones, gobernará con un Congreso liderado por la ultraderecha, lo cual sería una limitante.

De su lado, Bolsonaro ha ampliado los programas sociales en las últimas semanas, tratando de impactar favorablemente a los sectores más vulnerables, ante el comportamiento de la inflación. No obstante, ha radicalizado su discurso contra la corrupción y cuestionado la reducción de la pobreza en los gobiernos del PT. La gran incógnita es si aceptará los resultados, en caso de que no estén a su favor, y como esta eventualidad podría degenerar en una crisis de amplias repercusiones políticas, económicas, sociales y de  seguridad, en un país que requiere retornar a la normalidad tras muchos meses de una intensa campaña electoral que ha provocado agotamiento y desgaste en la población, a la que todavía le falta superar lo que algunos definen como “la resaca postelectoral”, que dependerá de como se tornen los acontecimientos.

El nuevo Presidente de la República Federativa de Brasil requiere hacer un llamado a la concertación y la unidad para reducir las tensiones que provoca la polarización imperante, que es el reflejo de que existen muchas dudas, inquietudes y hasta incertidumbre sobre el destino de la nación más grande, desarrollada e industrializada de Latinoamérica, la cual enfrenta grandes retos en sus principales ámbitos de interés nacional. Este domingo la atención de la región estará focalizada en el comportamiento electoral de los brasileños.

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