En los últimos meses, se ha popularizado la dinámica cotidiana de la famosa calle “La 42” del sector Capotillo, localizado en el Distrito Nacional, a partir de la difusión en las redes sociales del movimiento musical y de entretenimiento que tiene esencia en sus vías, a todas luces llena de jóvenes de alegría contagiosa que intentan proyectarse dentro de la escena artística local, porque es el lugar de moda del género urbano.
Exponentes internacionales han visitado la citada calle, siendo los casos de Ozuna y Bad Bunny, quien en su último concierto en el país le dio una participación al joven Ángel Dior, que es de “La 42”, mientras que la cantante Rosalía colocó un tema de él durante su reciente presentación en un desfile de Louis Vuitton en París. Cómo se aprecia, lo que acontece en el lugar trasciende como un referente musical a nivel internacional.
Se trata de un fenómeno sociocultural imparable, que de forma anárquica y espontánea va creciendo, mostrando una parte de la República Dominicana poco conocida o celebrada. Lo cual ha permitido la identificación de oportunidades para encauzar esa dinámica que se desarrolla, de una manera que pueda mejorar la vida de muchos jóvenes con aspiraciones, y sus familias, y hasta de comunidades completas, ya que es una dinámica que se replica en otros vecindarios por todo el país.
El turismo como herramienta
Caso Brasil
Solo basta poner de referencia el turismo desarrollado en las favelas de Brasil, que atrae a muchos visitantes extranjeros interesados en conocer la vida cotidiana y la gastronomía de esas barriadas.
El éxito se debe a la organización con que operan los tours operadores, la confianza que se han ganado los guías turísticos y al acompañamiento de las instituciones oficiales. Esta dinámica genera una economía importante, afianzada en los puestos de empleo de la gran cantidad de comercios, sobre todo bares y restaurantes.
Caso Colombia
Otra referencia importante es la Comuna 13 de Medellín, la cual, en un momento, fue una de las comunidades más peligrosas del mundo, en la cual frecuentaba la violencia y pobreza extrema entre sus habitantes, como producto del conflicto armado en Colombia, y fue intervenida con estrategias de transformación comunitaria, convirtiéndola así en un atractivo turístico frecuentada por muchos.
Las iniciativas de empoderamiento social que intervienen en zonas peligrosas, rescatando dinámicas culturales y transformando las comunidades, brindan un panorama distinto de lo que acontece en las calles de los sectores más pobres y marginados alrededor del mundo, como el caso de las favelas brasileñas y la comuna 13 en Medellín, muy estigmatizadas (e impenetrables) por décadas, pues solo trascendían mediáticamente por la alta incidencia de la criminalidad, la violencia y la delictividad asociada al crimen organizado, específicamente los cárteles de la droga y las bandas criminales que se habían instalado, muchos de los cuales han sido desarticulados.
Algunos le llaman turismo comunitario, turismo de favelas y turismo de experiencia. El interés que genera lo que sucede en “La 42” sería una buena oportunidad para replicar en el país el modelo desarrollado en Brasil y en Colombia, que se mantiene exitoso hasta la fecha. Sería una especie de plan piloto, que de dar resultados favorables, podría emularse en otras comunidades con similares características.
Ante tal posibilidad, los jóvenes deben ser los protagonistas de las iniciativas que se proyecten en “La 42”, porque ellos han sido los responsables de dar a conocer lo que allí acontece, brindando una imagen fresca y jocosa, en ocasiones con un toque de la irreverencia tan asociada a la juventud.